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Historia del recinto

La actual Biblioteca Iberoamericana «Octavio Paz» es sede de lo que inicialmente fue el Colegio de San Tomás de Aquino construida a finales del Siglo XVI en 1591, para la edificación de este inmueble y para su subsistencia en general, los jesuitas echaron mano de la cantera que obtenían de la Hacienda de Toluquilla, ubicada al sur de Guadalajara; en 1665 se añadio la capilla de Loreto

Una de las primeras labores de los jesuitas fue la de ofrecer clases de latín a la población pobre de la ciudad pero sus actividades educativas se vieron interrumpidas en 1767 cuando fueron expulsados del Imperio español por el rey Carlos III, debido a confrontaciones políticas entre ambas partes.

El recinto volvió a ocuparse en 1792 para la fundación de la Real y Literaria Universidad de Guadalajara, creada por cédula real el 18 de noviembre de 1791 por órdenes de Carlos IV, cuya fundación y dirección estuvo a cargo de Fray Antonio Alcalde.

Tras la Guerra de Independencia, el edificio fue ocupado por el Poder Legislativo de Jalisco, y en 1827 se remodeló el frontis del recinto donde se añadió un pórtico con un estilo arquitectónico neoclásico que hasta hoy en día podemos apreciar.

Durante la Revolución Méxicana, el edificio fungió como cuartel militar y caballeriza.

En 1924, el Gobierno de Jalisco mando pintar los murales que podemos apreciar en el interior del recinto. La obra se titula Ideales agrarios y laboristas de la Revolución de 1910,; estuvo a cargo de Amado de la Cueva y que para la realización de este mural contó con el apoyo del también pintor David Alfaro Siqueiros. Este trabajo pictórico fue concluido en 1926. Estos murales representan el trabajo de obreros y campesinos; siguen una línea estética prehispánica por ser dibujos planimétricos en los que predomina el color rojizo del barro. Estos tonos también exaltan las luchas sociales y la unión sindical, acciones que promovía Siqueiros, quien pintó los personajes de Zapata, los mineros y obreros, entre otros. Amado de la Cueva pintó los elementos prehispánicos que representan la herramienta de los trabajadores. Este es un mural que nos sintetiza las luchas sociales de la etapa posrevolucionaria así como los progresos plásticos de la provincia.

La puerta fue hecha por el artesano tapatío Juan Hernández con diseño de Alfaro Siqueiros, la cual cuenta con cuadros de personajes como Felipe Ángeles, Emiliano Zapata, Benito Juárez, Francisco Villa, Ricardo Flores Magón, León Trotsky, Karl Marx, Friederich Engels y Lenín.

De la construcción original sólo queda la capilla de Loreto, pues en 1938 se derribó buena parte del conjunto conventual y se construyó el edificio Lutecia, el cual aún hoy goza del uso cotidiano

Durante varias décadas del siglo XX, desde 1948 hasta 1985 el antiguo templo de Santo Tomás fue utilizado como oficinas de Telégrafos de México, ese mismo año (1985) el Gobierno de Jalisco le cede a la Universidad de Guadalajara el recinto histórico y se crea el proyecto de biblioteca.

El 19 Julio de 1991 en el marco de la Primer Cumbre Iberoamericana efectuada por los Jefes de Estado y de Gobierno, fue inaugurada la Biblioteca Iberoamericana «Octavio Paz» cuyo acervo es administrado por la Universidad de Guadalajara.

Con más de 400 años de antigüedad, con modificaciones estructurales y de uso (eclesiástico, académico, y cultural), el edificio que ha sido testigo del crecimiento de la ciudad, ahora es habitado por miles de libros y cumple su función como biblioteca. Lleva el nombre de Octavio Paz en homenaje a nuestro poeta y ensayista, Premio Nobel de Literatura 1990.

En el interior, atraen la mirada sus librerías de fino acabado y desde luego los murales de Amado de la Cueva y David Alfaro Siqueiros. se destaca como uno de los espacios más emblemáticos de Guadalajara, a la vista de quien visite el centro histórico.